miércoles, 27 de octubre de 2010

Una reactivación con historia…

Ya saben lo que hacemos en Reactivo y cuando de renovar un mueble se trata pues que mejor que tenga una buena historia detrás. Así que sin más preámbulos les presento a la cajonera en su estado de 20 años de buen uso:


Una capa de barniz que ni el más fuerte de los removedores pudo con ella, rayones por todas partes, madera agrietada y demás. En fin todo un reto por resolver…


Aquí viene la parte de la historia, esta cajonera perteneció a Victor cuando apenas era un mocosillo de 10 años, quién sabe que tantas cosas tuvieron cabida en esos 8 grandes y pesados cajones, cuántas cosas les habrá escondido a sus hermanas o tal vez en el fondo cuando era adolescente guardaba… Pero no nos desviemos del tema, el pequeño Vic creció, le empezaron a gustar las niñas, y un buen día decidió casarse con Nagheli (se lee Nayeli, ignorantes!!), y claro con el tiempo le escribieron unas cartotas a la cigüeña, la cual presta atendió sus peticiones, así que el buen Victor recordó que en su casa paterna había una cajonera que les sería de mucha utilidad para las cosas del nuevo miembro de la familia, pero definitivamente no podía darle a su primogénito un mueble es este estado.


Ahí es donde entramos nosotros, francamente cuando vimos el mueble no le vimos mayor inconveniente, pero la verdad fue un proyecto largo, complicado y muy cansado… no es queja, realmente disfrutamos este proceso y aprendimos muchas cosas, además de saber que es para una familia a todo dar!!

Después de intentar con un removedor de barniz que podría arrancarte la piel y fracasar en el intento (creo que 20 años de hacerse uno con la madera no pasan en balde) tuvimos que recurrir a la poderosa lijadora eléctrica, la cual estuvo muy bien para la partes superior y laterales del mueble, pero era complicado hacerlo en los cajones, así que tuvimos que reducir los cajones a tablas por separado (si, si fue una friega) afortunadamente estaban sólo armados con clavos, quitamos las jaladeras y así pudimos lijar muy bien cada una de las tablas, después de rearmar, resanar, sellar y pintar la base blanca, empezaba a verse asi:


De aquí todo fue diversión, pintar con los colores que nos solicitaron los futuros padres, poner jaladeras nuevas y después de mucho esfuerzo esta muy usada cajonera está lista para nuevas aventuras con el hijo de aquel mocosillo que conoció hace dos décadas.


Aquí acomodada ya en el que parece ser su lugar definitivo en el cuarto del chamaco, la verdad quedó re bonita!!


Bueno pues una historia más que compartir, no se queden con las ganas y déjenos contar sus historias por medio de sus muebles, reciban un saludo y un abrazo!!

Actualización: pues al final movieron el mueble a otra pared y ya empezaron a usarlo… Gracias por la foto!!!