La abandonada

No hay nada como que algo te estorbe para verte obligado a hacer algo al respecto, sobre todo si ese algo es feo, viejo y lleno de material de construcción.

Fueron a arreglar las paredes de nuestro jardín, ya saben pasta y pintura para que no se viera el bloque "así pelón", terminado el trabajo los maestros albañiles nos dejaron un recuerdito de más o menos dos metros de largo, 20 cm. de ancho y cuatro de espesor y que pesa como un dolor en la espalda baja. Había que tirarla, pero ningún camión de basura se lleva ese tipo de cosas y ni de chiste iban a regresar por ella, así que después de la insistencia de la Lola me puse manos a la obra.

Tenía cemento, yeso, pintura y un sin fin de materiales propios de la construcción, pues a darle con la espátula, — no esa no, mejor la otra que está más resistente — después de quitar capas y capas apareció una madera oscura y muy dura, una lijada final para que quede más pareja y… ahora tenía una tabla vieja, rajada y limpia!!

Lo siguiente fue pintura, muchas manos para que aguante la intemperie, y respetamos la línea que la partía por la mitad como parte del diseño, "loooolaaa (estaba en la cocina) de que color la quieres?" "del que tú quieraaaaas", me gusta que me deje escoger los colores!!

Café y naranja fue la combinación ganadora, mascarilla de masking para el detalle del canto, unas ménsulas que la soporten en la pared y no permitan que se termine de rajar por la mitad y… ahora si, lista para recibir macetas!!

Si tienen algún "recuerdito" de este tipo en su casa, no duden en contactarnos, saludos!!